Las historias de Mario Fuentes y Julio Vince, dos de los protagonistas del reciente XX Argentino de Fútbol para Veteranos que se disputó en Santa Rosa.
Por Rodo Gigena
Mario Fuentes, con sus flamantes 80 años se resiste a colgar los botines, lo que supone un enorme reto a nivel mental para afrontar una nueva vida, pasiva en lo deportivo, para él todavía no, ya está pensando en el campeonato del próximo año. “Desde mi niñez, como todos los chicos, naci pateando en el barrio, en el potrero, en mi Catamarca natal, me recibí de Profesor de Educación Física y fui preparador físico de muchos equipos de AFUVEN en Neuquén. Soy mayor retirado del ejército, montañista, hice esquí, actividades nada que ver con el futbol”.
Con entusiasmo fue narrando sus vivencias diciendo que “fui preparador físico de Huracán de Comodoro Rivadavia, en las divisiones inferiores de Godoy Cruz de Mendoza y también en Unión Deportiva Limay de Neuquén”.
Con una sonrisa, quizás con los recuerdos agolpándose en su memoria, manifestó que hizo toda la carrera de veterano en el futbol, “de 50, de 60, de 70 y quizás luego seguiré con estos 80 años cambiando de categoría. Ya le dije a mi equipo me voy a otra categoría”. Porque no Mario?.
“Es un placer, disfruto, porque la mitad más uno de mi vida estuve en el futbol, en el deporte, siempre digo que tiene dos aspectos todo esto, social y deportiva, en especial cuando estamos comienzo un asadito nos olvidamos que perdimos, los raspones, y otras cosas”.
La emoción estuvo presente cuando habló de su familia, de su hija deportista, hace 200 kilómetros en bicicleta, una hija arquitecta, otro en Gendarmería y uno chef. La vida fue para mí gratificante. “Mi señora me dijo anda nomás con tus amigos”, confesó, riéndose.
“Yo viví un mes y medio con Dios”
Los campeonatos argentinos de futbol para veteranos siempre nos ofrece alguna “sorpresa”, vivencias de los protagonistas, recuerdos, anécdotas, experiencias vividas que a uno los atrae, y aparece la necesidad de contarlas, de compartirlas y aquí en Santa Rosa conocí a alguien que se presentó diciéndome “viví un mes y medio con Dios”.
Lo mire sorprendido, sin entenderlo, solo le contesté “¿Cómo?”, y casi sonriendo me dijo que vivió una experiencia única, de compartir familia y futbol con nada menos que “Diego Maradona, para él era Dios en el futbol”.
Julio Vince llego a Santa Rosa para jugar en el Campeonato Argentino de Futbol de Veteranos y me cuenta su experiencia, podríamos decir “única”, convivió más de un mes con Diego Maradona “nuestro fenómeno del futbol mundial cuando estuvo de vacaciones en el Balneario Marisol (Provincia de Buenos Aires)”. Jugaba en ese entonces en Napoli, transcurría el año 1992, cumpliendo una sanción impuesta en Italia por una cuestión de doping. Luego jugo en Sevilla.
Con entusiasmo y con humildad me expresó que “jugaba en Oriente y un día cualquiera un amigo me invitó a jugar un partido a beneficio de un hospital de la zona, acepté y grande fue mi asombro, allí estaba él, Diego. Éramos mucho y pensé que no iba a jugar pero, para mí, ya estaba, compartí el vestuario con Maradona. Iban bastantes minutos de juego y no entraba, hasta que escuche una voz que decía 'pongan al zurdito', entré y lloraba, estaba al lado de Diego. Dos centros míos y goles de él”. Jugó tres partidos, en Tres Arroyos, Oriente y De la Garma
Estaba con su familia, Claudia, Dalma, Gianinna, don Diego y doña Tota, además de un grupo de amigos de la infancia. Estaba feliz, era humilde. “El domingo a la noche me dice, el martes te paso a buscar vamos a jugar otro partido, y así fue, lo hizo en su Mercedes Benz, todo el barrio miraba, estaba con su familia. Yo no hablaba, los trataba con respeto y creo que por eso me invitó. A partir de allí pase muchos momentos con él, con su familia, un ser extraordinario. Otro partido a beneficio para los chicos con discapacidad, esta vez en Tres Arroyos”.
“Compartí comidas, mates, viajes a localidades cercanas, una vez fuimos a Mar del Plata, en Oriente estaban jugando unos chicos y se bajo a saludarlos, en los peajes charlaba con los empleados, era grande en la cancha y afuera también como persona", lo describió.
Con mucha tristeza agregó “Lamentablemente termino mal, enfermo, con personas que armaron un círculo cerrado. La última vez que lo vi fue cuando estaba en Newells. Me cuesta hablar de esa experiencia tan linda que viví, no me gusta mucho, no me gusta hacer alarde, lo que viví lo tengo aquí”, señalándose el corazón. “Mis vivencias aparecen en un documental”, agrega.
"Hace cuatro años que estoy viniendo a jugar en estos campeonatos argentino de futbol de veteranos, aquí se respira futbol, en especial a nuestra edad, protestamos a los árbitros, pero, porqué?, la mente bien, pero las piernas no… vine a jugar para Bahía Blanca, todo esto por instancia de Ariel, un dirigente de la FAFUV que vive en Tres Arroyos.
Sencillo, emocionado, con humildad, Julio Vince contó esos días de alegría de compartir esos días con Diego Armando Maradona, disfrutando de él, de su futbol, y sus últimas palabras fueron “en las retinas y en el corazón estará siempre esa experiencia, única”.
“Julio Vince, fue un jugador de fútbol que se inició en Pacifico también jugó en Villa Mitre donde se llevo gratos recuerdos. Aquel delantero, zurdo, veloz y de buen manejo del balón fue uno de los elegidos por Diego cuando el diez pasaba sus días de vacaciones en Oriente”, según reflejan los diarios de la zona.
El documental
Vince hace mención a un documental donde aparece narrando lo vivido con Maradona, el mismo fue realizado por el documentalista bahiense Raúl Papalardo, con el título de “Yo jugué con Dios”. Retrata los días que Maradona estuvo en el balneario bonaerense de Marisol, con imágenes inéditas.